domingo, 6 de octubre de 2024

Las vías del tranvía

En una especie de bruma, no era tristeza. No, no lo era. Era como una nada, un espacio vacío en el que no hubiera nada por delante. En mi casa, de pequeño, no había discos de Billie Holiday. No sabía ni quién era Billie. Creía, incluso, que era un hombre, tipo Presley, Diamond o Dylan. Que era uno de esos, que escuchaban los ricos. Tampoco había novelas de Capote o Hemingway. Y eso era lo normal en mi casa y también en la de Miguel, Alfredo y Josito. En la de todos. Eran hogares más proclives a los gritos, a las peleas, a los portazos, a los garbanzos de agosto y las naranjas en diciembre. La ventana del baño se rompió y no hubo repuesto. Así todo. Las películas, las canciones y hasta los libros estaban en la televisión. En aquel botón rojo de la Saba… Y hoy tengo un montón de libros en la estantería, libros que ya no releo. Discos, pocos. Sigo sin saber nada de Pink Floyd. La philips encendida veinticuatro, siete. He dejado de creer en las cosas. Como si mientras unos viven una o dos vidas, yo no encuentro la mía. Como si las vías del tranvía ya no me llevaran a ningún sitio. Diagnóstico: la tristeza; tratamiento: quién sabe. Está todo tras el cristal, pero el miedo a cruzarlo me paraliza. Como si no hubiera dicho nunca una verdad, como si temiera que me señalaran, que les diera pena. Oigo sus palabras de compasión, me duele su lástima. Y hay voces que tratan de rescatarme, pero no las escucho. No las creo, no confío en ellas, ya no…
 
Ahora o nunca, de La Casa Azul y Solea Morente

lunes, 12 de agosto de 2024

Una idea genial

Tuve una idea genial. Era sobre la conciencia de clase. Sobre los ricos y los pobres. Sobre el reparto de la riqueza. Era genial, la idea. La tuve andando por la rambla. No recuerdo muy bien en qué diablos estaba pensando, pero de repente comencé a hilar ideas, pensamientos. En mi cabeza sonaban bien. Al final los de abajo siempre están abajo, por mucho que mientan los de arriba. No tenía para anotar. Cuando tuve la idea, no tenía un maldito papel para anotar y en el teléfono es una odisea. Odisea porque luego no recuerdo dónde las guardé. Recuerdo exactamente el lugar donde tuve la idea. Junto a un cartelón que ponía “porque somos de aquí”. Y de ahí fui enlazando una cosa y otra y luego se esfumaron todas. Ahora ya no tengo nada…

sábado, 29 de julio de 2023

Vasos listos para que nos ahoguemos

 Los vasos están llenos, listos para que nos ahoguemos en ellos. Cualquier tropiezo basta. Una mínima chispa y nos hundimos hasta el fondo. Ya no damos pie. Perdidos completamente, esquivando las lágrimas, los recuerdos, la soledad... Y solo tienes ganas de llorar, unas ganas inmensas. Hacerlo hasta el puto final. Eso quieres. Ni siquiera la Casa Azul te rescata esta vez. Haces balance y solo encuentras apaños y estás harto. De esas cosas que no van bien, que un día dejan de andar. Y solo hallas soluciones provisionales, apuntaladas hasta que aguanten. Las alegrías ya no son suficientes. La carcoma lo ha devorado todo. Esto acabará antes que después, piensas. Eso piensas...

domingo, 14 de mayo de 2023

Flotando en el aire

Bailaba, era libre. Se dejaba llevar y era como si pudiese volar. Aleteaba flotando en el aire al ritmo de la música. Movía las manos, las levantaba, las retorcía como si acariciara al viento, esa brisa que no cuesta respirar, de la buena. Los pies llevaban el son y la cadera le decía que el mundo era suyo. Bailaba y era totalmente él, un niño de nueve años que era exactamente lo que quería, solo eso. Un niño. La alegría se le subía a la garganta y cantaba, tarareaba las estrofas más complicadas y susurraba las partes que sí se sabía de memoria. Aquellas canciones eran su padrenuestro. Aplaudía y llevaba el compás porque era libre y la música un refugio seguro. Y cuando más arriba estaba, cuando casi rozaba el techo con su felicidad, su mirada lo aplastó contra el piso. Hay cosas que un niño no debe hacer en la plaza, ni que fueras una niña. Ni bailes, ni palmas, ni hostias, ponte quieto de una vez que me estás dejando en vergüenza. Se van a reír de ti. ¿Es que no lo ves? Todo eso decía aquella mirada, que le devolvió al suelo, a la vida. Su sentencia de muerte.
 
'Ella baila sola', de Eslabón Armado y Peso Pluma.

 

miércoles, 19 de abril de 2023

5844 días juntos

Mira que en este tiempo he escrito cosas. Este blog celebra 16 años de vida. Una tarde de abril de 2007 me dio por comenzar a publicar y aquí continúo. Recuerdo aquellos días, tan emocionantes. La vida ha cambiado tanto, aunque algunas cosas siguen, permanecen. La vida tiene sus requiebros y dejar de escribir sería como dejar de ser un poco yo. En esas estoy, construyendo y deconstruyendo todo el rato. Siendo, dejando de ser y volviendo al principio. Si miro atrás ya no me duele lo que leo. Ojalá todo lo que venga sea mejor. 
 
Un abrazo grande y gracias por leer.


jueves, 13 de abril de 2023

La carrera

Corre, corre sin aliento, corre sin descanso. Sin nada que alcanzar. Desde hace meses se siente como en una competición sin premio ni meta. Como si no hubiera nada más adelante. No lo piensa siempre, solo en los tiempos muertos, justo antes de dormir o al despertar. En la hora de la comida y también en la del descanso. Mira a su alrededor y no hay nada. Un enorme hueco en mitad del piche. Su vida ahora es como si fuese una lavadora sin el botón de terminar, siempre centrifugando la ropa sin descanso. La ropa desgastada, el suavizante yéndose por el desagüe y la manguera del agua corroída por la cal. No hay última curva, ni tampoco carril rápido, en su carrera solo hay olvido. No oyó el pistoletazo de salida, tampoco la salida en falso. No ve a los jueces que sacan tarjetas de colores, ni liebre a la que perseguir. Se queda sin aliento, su cabeza no tiene descanso. Desde hace meses, no hay nada.