Las decepciones se van acumulando. Poco a poco. En un cubo de metal que está encima de mi cabeza. De esos que hacen mucho ruido, de los de antes. Al final, se rebosa y todas caen sobre mí. Mojan mi piel, que se refresca después del implacable calor. La impresión me puede. A pesar de ello, el baño me sienta bien. Miro el agua, que se va irremediablemente por el desagüe para no volver. Y recuerdo que llevo algunos días así, cansado de simplemente flotar. El sumidero respira y ya no encuentro agua a mi alrededor. Aún algunas gotas recorren despacio mi barriga, condenadas por la gravedad. Las aparto con mis dedos lejos -antes de que caigan al suelo- y me apresuro en busca de una toalla. Ahora estoy limpio de desengaños.http://es.youtube.com/watch?v=OQhDZG4__ko













