Estamos en un sofá azul, mirando hacia la ventana. Se desabrocha el pantalón y me mira un poco harto de la vida, como si hubiera repetido un millón de veces aquel ritual. Se lo baja bien y me invita. A esto hemos venido, parecía pensar con cierta desgana. Le había conocido hacía un par de semanas, no recuerdo muy bien dónde. Destacaba mucho más su pareja a pesar de ser mucho más bajo. Parecía más vivo, más inteligente. Era una reina, pero a este otro sus silencios le hacían parecer interesante, que no lo era ya lo descubrí después. Dijo que trabajaba en una gran superficie, de dependiente, aunque no por mucho tiempo, necesitaba un cambio. También me enseñó su reloj, de esos caros, eran su debilidad. Pensé que era mayor, ocho años menos que yo tenía la criatura. Ahí establecí mi límite para ocasiones futuras. Hace calor, me siento satisfecho después del cuarto de hora de rigor, hasta que acabó. Yo no me quité nada ni me ensucié, no era el día. Escogí una presa y la conseguí, tuve lo que quise, no estaba acostumbrado a ese tipo de éxitos. Salgo de allí al amanecer, ya clarea. No recuerdo donde vivía, pero no debía de ser muy lejos. Llevo una camisa azul claro, y tarareo la canción del verano. Bailo calle arriba. El calor no se quita en este agosto tan extraño en La Laguna. Al día siguiente no me envió ningún mensaje, ni me llamó. Tampoco el fin de semana. Yo ni siquiera había guardado su número…
Summer love, de David Tavare (2006)
Pd. ‘Summer love’ fue un éxito internacional del mallorquín David Tavare. Durante el verano de 2006 la canción alcanzó los primeros puestos de las listas dance, y fue uno de los temas que más sonaron en las pistas de la costa mediterránea.
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