Corre, corre sin aliento, corre sin descanso. Sin nada que alcanzar. Desde hace meses se siente como en una competición sin premio ni meta. Como si no hubiera nada más adelante. No lo piensa siempre, solo en los tiempos muertos, justo antes de dormir o al despertar. En la hora de la comida y también en la del descanso. Mira a su alrededor y no hay nada. Un enorme hueco en mitad del piche. Su vida ahora es como si fuese una lavadora sin el botón de terminar, siempre centrifugando la ropa sin descanso. La ropa desgastada, el suavizante yéndose por el desagüe y la manguera del agua corroída por la cal. No hay última curva, ni tampoco carril rápido, en su carrera solo hay olvido. No oyó el pistoletazo de salida, tampoco la salida en falso. No ve a los jueces que sacan tarjetas de colores, ni liebre a la que perseguir. Se queda sin aliento, su cabeza no tiene descanso. Desde hace meses, no hay nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario