Dos horas, diez minutos

El pasado lunes se inauguró en Tenerife el Festival del Sol de Cine. Desde ese día espero ávido que un amigo me comente algo al respecto en su blog El Escobillón, pero hasta el momento nada. Hoy me decidí a ir y estuve en el TEA dos horas, aunque a los diez minutos ya supe todo lo que me deparaba la peli. Mullingans. Una especie de telefilme malo de esos que emite Antena 3 Televisión al mediodía. Entonces caí en la cuenta de por qué no aparece nada del cónclave gaylésbico chicharrero en el blog de Eduardo García Rojas... Simplona, predecible y con diálogos cortos. Mucho. Tal vez sea demasiado duro porque al final de cuentas me entretuvo -para muchos con eso vale- y también me hizo rebelarme contra algunas de las cosas que nos quería hacer creer. ‘No puedes culpar a nadie por lo que es’, dijo una de las protagonistas a su hijo en un momento de la peli. Y yo pensé que tenía razón, pero que sí que puedo enfadarme no por lo que son, sino por las cosas que hacen. Pero allí, entre coches de lujo, todos parecían comprensivos y perfectos, demasiado. Los tequieros me sonaban vacíos. Era como un capítulo malo de Queerasfolk de dos horas, con lo que eso implica. Logró que me aflorara el rencor que aún llevo dentro. A mi lado me susurraron una reflexión que suscribo plenamente. Si los protagonistas fueran feos -Antonio Resines y Gabino Diego- este bodrio no lo veía ni dios. Reí. Lo hice un par de veces y con ganas, aunque no solía coincidir con las carcajadas del resto de una sala ‘entregada’ a lo que aparecía en la pantalla. Una vez más, quise otras cosas.