Luces, cámaras y acción. Los focos se encienden. La música atronadora suena. Y todas las miradas se giran hacia el escenario. En él, me siento como si ya no fuera la estrella. Ya no me miras, ni me sonríes. Bailas. Sí, a mí alrededor. Sólo eso. En el intermedio para la publicidad y para que los equipos técnicos descansen y los humanos recarguen fuerzas, me asalta la duda de si estar aquí -en medio de este jaleo- es lo que quiero. Buena pregunta, me dice al oído la señora que maquilla y que lleva trabajando allí desde que abrieron el canal de televisión mientras me pone polvos para evitar los brillos que quedan mal ante la cámara. Tres segundos y todo vuelve a ponerse en marcha. Es como un tren que va a toda máquina, que lo devasta todo y arrasa con las almas atontadas. Tanto que la copa se me cae de entre las manos y, a cámara lenta, se convierte en mil trozos. Son unos instantes que se eternizan hasta el infinito. Ahí aprovecho para analizar el punto de partida y la evolución de los hechos. Como no saco ninguna conclusión prefiero centrarme en el ambiente. En los que no son y los que sí son. Y me vuelven a atormentar las mismas dudas de siempre. ¿Qué diablos hago aquí? ¿Soy igual a los que están por aquí, revoloteando a mi alrededor? Un chico diligente recoge los pedazos del vaso moribundo y pasa una fregona para que nadie se resbale ante mi ‘desacate’. Me atormentan quienes sólo dicen cosas. Una tras otra. Me aburren y lamentablemente dejo de buscar algo diferente. Y luego se oye un rotundo: ¡Corten!
http://www.youtube.com/watch?v=XbMaRBNOdII
Pdt. Tras el 21 de enero repito enlace, 'Algo pequeñito' de Daniel Diges...
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