Tenía
dentro un secreto que no podía desvelar y que le atragantaba. Por las noches le
costaba conciliar el sueño y, a veces, cuando dormía se despertaba agitado,
como si estuviese sentenciado de muerte. Eran esas noches las que le hacían
luchar contra los elementos. Algún día, comenzaría a contar, pero hasta
entonces peleaba por bien vivir y no era sencillo. Aprovechaba los pequeños
instantes del día en los que podía respirar, tomando un té o un poco de licor
de café. Disimulaba, pero era consciente de que algún día todos se enterarían
de que había caído en las redes del amor.
'Yo quisiera volver a La Palma', de Los Viejos
2 comentarios:
Leí una vez en un libro que alguien enterraba sus secretos en la arena. Yo los suelo gritar a los 4 vientos, a ver si se los lleva lejos aunque siempre he tenido miedo de que por el camino lo chivatará a alguien...
jejeje me has hecho sonreír. Sí, casi siempre hay alguien que 'chivata' los secretos ajenos jejeje No sé, a veces, los secretos no son nada buenos...
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