Sesé despertó al alba y se extrañó porque la luz no asomaba por las
rendijas de su ventana. Se levantó y miró aquellas nubes grises que lo cubrían
todo. También a aquellos árboles tristes que habían perdido sus hojas, el
viento del sur se las había llevado lejos. Con otros ojos, los de la
melancolía, escrutó las pintadas quejumbrosas que adornaban las decadentes
paredes de los edificios de su calle, el asfalto aceitoso y el olor a pobreza
se le metió hasta el tuétano. Todo hoy era más raro que de costumbre. Casi sin
esperanzas se fue a por el móvil, pero no había ningún mensaje de amor y se sintió
solo, inmensamente solo, igual que cuando el novio no atina a decirle a la doncella
las palabras justas, las que necesita para sentirse aliviada y comprendida, o
no le interesa saber de esas cosas pequeñas que decoran su mundo…
3 comentarios:
Me encanta como condensas una situación, un momento en cuatro renglones de esa manera... Buena entrada! Sigue así.
Todos en algún momento u otro nos cegamos y justamente ese mismo sentimiento nos recorre el cuerpo. Y yo me repito constantemente "mañana será otro día y tendrá otro color.", quizá mañana. Mejor mañana.
Besos, muchos besos.
Muchas gracias por parar por estos lares y deteneros a contarme qué pensaís... Intentaré seguir, ese es mi propósito continuar adelante... Tiens razon 0+ que cuando nos recorren sentimientos tristes debemos sobreponernos. mañana será otro día, afortunadamente. un abrazo!
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