El Lucas y la Marta salieron corriendo después de que todo se
estropease. Huían de la vida, de su vida, de la que en mala suerte les había
tocado. Desde chicos habían intentado vivir, pero la vida les había puesto demasiadas
zancadillas. Se conocieron en una parada del tranvía, cuando ya ninguno de los
dos esperaba nada. Ella vivía de prestado en el cuarto de una vieja viuda que
la ponía a pedir por el mercado los días de diario y él, incansable, rebuscaba entre
los contenedores de basura para sobrevivir cada noche. Ambos tenían ganas de
seguir vivos y por eso huían de la mediocre ciudad de los chicharros hacia un
mundo nuevo. No sabían nada acerca de lo que vendría después. Lo que les impulsaba
a seguir corriendo era saber que el sol siempre sale por el este, que siempre
hay un mañana. En su marcha escalaban montañas, respiraban aire puro y
escuchaban el trotar de los caballos libres. Nunca se detenían. El Lucas y la
Marta corrían juntos hacia la libertad.
6 comentarios:
Bravo, bravísimo. Sin más :)
(Te comento porque de verdad me gusta lo que leo, un saludo!).
y pensar que el ser humano ha olvidado la verdadera esencia de estar vivos,metidos en las ciudades estancados,varados,ricos y con comodidades pero infelices...saludos.
que haces para tener tantos seguidores? Mira que yo hablo de cosas realmente serias y sólo tengo 36..
Muchas gracias Patricia por tus palabras. Ojalá sigas encontrando por aquí cosas que te apetezca leer. Gracias también a ti Lex, coincido contigo en que a veces el día a día nos hace olvidar ser felices, pero hay que seguir intentándolo. Un abrazo a los dos.
Gracias por tu comentario Lobo. No hago nada especial, quizá sólo ser constante y sobre tu apreciación acerca de la seriedad pueden ser varias cosas: que lo que crees serio no lo sea realmente, que azultokio no sea serio y eso le gusta a los que lo sigue o todo lo contrario. Quien sabe, pero habrá que seguir intentándolo. Saludos.
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