Allí estaba, justo ante lo que
había deseado desde hacía tantos años. Lo había ansiado tanto que el miedo se
la había tragado, igual que hacen los ríos cuando están furiosos. No se daba
cuenta de que lo que veía era lo que había suplicado. Había rogado tanto a los
ángeles, a la virgen y a todos los santos. Lo había hecho con tanto ahínco, que
había dejado de tener esperanzas. Y ahora ahí está, delante de ella. Nos toca a
los demás rezar para que el miedo no le impida ver lo bueno que está por venir…
Party like a russian, de Robbie Williams.
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