Era una
mañana tibia. Despertó poco antes de las seis y se entretuvo un rato con sus
pensamientos, puso en orden las tareas a realizar durante la jornada y después
voló con su imaginación a otros lugares. Sobre la mesilla continuaba intacto
aquel décimo de lotería, que sin lugar a dudas la llevaría a un mundo mejor. Lo
apostaba todo a aquel número porque desde hacía días tenía la sensación de que ya
tenía el premio en sus manos. Era cosa de la suerte, se decía y sonó el
despertador. Se levantó por fin de la cama y fue directa al baño, se limpió la
cara y se reconoció ante el espejo. La cosa iba rápida, a los veinte minutos
salía de casa y se enfrentaba al amanecer. Los primeros rayos de sol le
dibujaban la melena y se sorprendió de que aún la farmacia no estuviese
abierta. Volvió a mirar el reloj y supo que algo había cambiado para mejor…
La sangre de tu tristeza, de Jaime Urrutia y Dani Martín.
Pd. Si te sientes un pobre desgraciado... Así comienza esta canción del Gabinete Caligari que sonaba con fuerza allá por 1987...
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