Las leyes están hechas por los ricos para tener a raya
a los pobres y conservar sus privilegios. A los ricos no les importa que la ley
sea severa, porque no teniendo necesidades, tampoco tienen motivos para
quebrantarla; es fácil ser millonario y decir: cien años de cárcel al que roba
diez cochinos duros. Los jueces y los policías están al servicio de los ricos,
y de la santa madre iglesia, mejor no hablar.
«El año del diluvio», Eduardo Mendoza.
Pd. Algunas historias, como la vida, no tienen happy end.
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