Todo es una nebulosa. Creo que fuera llueve, pero dentro los chicos pasan por delante de nosotros como si fuese un desfile de Moschino. Saludan al portero, obsesión de Angus, entran en el local y comienzan a mirar a diestro y siniestro mientras avanzan. La luz va de más a menos, todo es cuestión de acostumbrarse. Caminan lento, pero sin detenerse, mirando a un lado a otro, buscando, pero sin que se note. Son reinas de la noche que casi no tocan el suelo, con un solo objetivo en la vida: llegar hasta la pared del fondo. Para ello esquivan alguna mano que les saluda o las butacas, que siempre están para estorbar. A medio camino, parada técnica. Bajo uno de los focos, a la altura de los baños. Vuelta de 360 grados y continúan avanzando. A la izquierda, la dj poniendo el único éxito de Safri Duo. Tres pasos más y llegan al final. Se colocan junto a las chaquetas amontonadas. Tres minutos de espera y reemprenden la retirada. No llega a diez pasos, el regreso es más rápido y el Pk2 pequeño. Vuelven los servicios, las manos, los bancos, también las miradas y la puerta. Nosotros no les miramos, solo bebemos. Cogemos la cerveza por el cuello de la botella para que no se nos caliente. Mi indiferencia natural, curtida en mil batallas contra la pereza; borrar del mapa todo amor porque, en mi vida, todo acaba como empieza… A las tres chapan. Hace muchísimo calor, pero fuera sigue lloviendo. Nos aguantamos un rato. Justo a menos cinco nos pedimos una última ronda. Angus se retira a casa. Éric y yo vamos a por el coche. Bajamos a La Luna. El controla, yo no. La guardia civil no nos para. Encontramos aparcamiento rápido. Hace calufa en Santa Cruz. No hay mucha gente haciendo cola, pero ya está lleno. Él deja la chaqueta en el guardarropa y comenzamos a subir la escalera, llena de topos de vaca. Toda la discoteca está inspirada en ese estampado vacuna tan de moda. Seis escalones y los baños, un trasiego constante de gente que se toca la nariz. Seguimos subiendo, esquivamos a los acalorados que descansan apoyados en la barandilla. Abrimos las últimas compuertas y llegamos a la pista de baile. Hay bastante gente, pero antes, pasamos por la barra. La música suena…
'Miro la vida pasar', Fangoria (2004)
Pd. ‘Miro la vida pasar’ es uno de los sencillos del disco ‘Arquitectura efímera’ publicado por Fangoria en 2004.
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