Los vasos están llenos, listos para que nos ahoguemos en ellos. Cualquier tropiezo basta. Una mínima chispa y nos hundimos hasta el fondo. Ya no damos pie. Perdidos completamente, esquivando las lágrimas, los recuerdos, la soledad... Y solo tienes ganas de llorar, unas ganas inmensas. Hacerlo hasta el puto final. Eso quieres. Ni siquiera la Casa Azul te rescata esta vez. Haces balance y solo encuentras apaños y estás harto. De esas cosas que no van bien, que un día dejan de andar. Y solo hallas soluciones provisionales, apuntaladas hasta que aguanten. Las alegrías ya no son suficientes. La carcoma lo ha devorado todo. Esto acabará antes que después, piensas. Eso piensas...
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