sábado, 19 de julio de 2025

Me voy haciendo chico

En este cuento no soy el bueno. Solo soy el que no tiene la razón de la ecuación. Y por eso el estómago se me encoge por dentro. A veces es media tarde, todo ha ido bien y de pronto toda la culpa se me posa sin querer sobre los hombros. Haciendo presión. Cierro los ojos y procuro no mirar hacia el ventanal. Me voy haciendo chico, cada vez más pequeño y más oscuro. Y ha pasado demasiado tiempo y sí que me gustaría que la pena cesara, que algún día esta condena expire… ¿Cómo se vive con las equivocaciones atravesadas en el pecho? Los errores se nos instalan en el fondo de la espalda y unas veces no nos dejan avanzar, otras respirar y casi siempre nos hacen más pesado el día a día. Hoy había sido un día tranquilo, casi que hasta bueno. Pero en esta historia, la mía, soy el malo. Aunque todos digan lo contrario. El que se equivocó soy yo, el que no tuvo arrestos para detener el barco y decir hasta aquí hemos llegado. Y, a veces, se me nublan los ojos porque sé que está tristeza ya me va a acompañar siempre y no sé cómo hacer para deshacer lo malo. Para volver atrás. Con las puestas de sol me rindo, porque sé que mañana siempre será otro día, que habrá nuevas tormentas y también olas de calor, de las que no te dejan respirar y que son el auténtico infierno en la tierra. Así que solo me queda arroparme con la soledad y sin pudor abandonarme a lo que está por venir…
 
Tramuntana, de Guitarricadelafuente 
 

 

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