No puedo pensar en nada. Tengo la mente completamente en blanco. Dejo de respirar. Tengo miedo de caer de nuevo al precipicio. Por eso no me muevo. Sólo me miro los dedos y las muñecas. Después, juego a que no pasa nada entrelazando una y otra vez mis dedos, pero sí que pasa. Pasan los pies a mi lado, las copas caen al suelo y las reinas de la fiesta se esconden en el tocador. También ha resucitado el pasado y con él el miedo, las lágrimas y los taxis vacíos. Buenos días, princesa. Y sólo quedan mis ganas de llorar. Sin fuerzas para seguir haciendo preguntas, no me apetece comer. Tu regreso ha sido devastador. Y sé que puedo perdonar los besos ajenos, pero es que se me ha roto la cajita de música. Esa que siempre sonaba cuando aparecías y sonreías. Y no sé cómo arreglarla. Es plateada y con unos dibujos chinos. Se ve una casita y un bosque. Al abrirla una bailarina con tutú danzaba y danzaba sin parar. Ahora está como dormida. No se mueve, igual que yo que no sé para dónde tirar…
http://www.youtube.com/watch?v=2eIy648WfJQ&feature=pyv&ad=4787332174&kw=video%20frente%20a%20frente%20bunbury
Pdt. Y Bunbury dice: Frente a frente, bajamos la mirada pues ya no queda de qué hablar...
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