Estaba apagado. Hacía días que el transistor que presidía la sala no funcionaba. Nadie sabía lo que había pasado... Un martes por la mañana dejó de sonar. La última canción que se escuchó fue un bolero. Casi que era lo único que sonaba a pesar de que ya no estaban de moda en aquella playa dónde sólo se oían los últimos éxitos del verano. A lo lejos se veía la luna llena; las parejas paseaban cogidas de la mano y Julián comenzó a contar su historia de cada noche. Lo hacía desde el estropicio. Él era el único que sabía lo que le había ocurrido a la radio, aunque había prometido que nunca confesaría. Por eso hilvanaba las palabras cada atardecer y luchaba por mitigar la ausencia maldita de las voces que llegaban desde el continente. La de hoy iba de un chico que desde el destierro había soñado con una joven desconocida. Nunca la había visto. No sabía quién era, pero a su regreso a la tierra del olvido fue con lo primero que se topó. Ahí fue cuando se entregó a su destino…
http://www.youtube.com/watch?v=eXmrcmY80Qw&feature=related
Pdt. Llegan Niño Raro y su 'Instinto animal'.
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