Se avecina
tormenta y no puedo evitarlo, tengo miedo. Quizá demasiado para los tiempos que
corren. Las nubes grises lo comienzan a cubrir todo. Llegan desde el oeste,
implacables, y dicen que quieren llegar a África. Corren, corren buscando no sé
qué y lo oscurecen todo. Compruebo que en la despensa hay velas, pilas para la
linterna y que todos los aparatos eléctricos están preparados y con la batería
cargada. Tengo miedo. Hacía meses que no sentía esta agonía en la boca del
estómago. Han pasado mil tormentas, pero siempre se repiten los mismos temores.
¿Quién sabe qué sucederá mañana? Ojalá todo fuera un invento y las ventanas no
se estremecieran a cada ráfaga. En mitad de un vendaval nunca se me dio bien
pensar. Se acerca, la tormenta está aquí y sólo me queda apretar los dientes y
esperar a que pronto escampe...
2 comentarios:
Mi querido Ce...no sabés cuánto sigo identificándome con tu palabras...je...la tormenta pasará...siempre pasa, no?? je...Besotessss
Seguro que será así... Espero que la calma buena llegue pronto. Un abrazo fuerte, Martina
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