Evitó por todos los medios encontrarse en aquella habitación solo,
inmensamente solo, pero su empeño cayó en saco roto. Allí estaba, estirado en
aquel sofá un poco estúpido y sin ideas que no le dejaba escapar a mundos
diferentes. Soñó desde la resignación con una playa desierta, donde las olas en
lugar de romper acariciaban la arena. Vivió unos segundos entre cantos de
sirena y al contar tres despertó. Volvió de sopetón al sofá destartalado y a
llorar. Volvía a la soledad y en ese duro regreso supo que todo se había
acabado y en ese todo irremediablemente estaba él mismo. Y ya sin fuerzas, sólo
supo permanecer en aquel lugar.
2 comentarios:
Me gusta mucho lo de "sofá estúpido", los objetos que nos rodean muchas veces nos lo parecen, estúpidos, absurdos, según como estemos nosotros.
Me agobió(y gustó) el texto, que se mueva y se vaya un rato a nadar al mar! :) :) Saludos.
Muchas gracias patricia... a veces cosas que nos desasosiegan y al mismo tiempo nos atraen... ¡cosas de la vida! ;)
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