Quién sabe por qué
nunca quisiste casarte conmigo. Algunas tardes, justo cuando todo comienza a
ponerse en silencio, me acuerdo de ti. Me pongo aquel disco de canciones de los
setenta que me habías grabado durante nuestro primer verano y me dejo ir. Esbozo
pequeñas sonrisas escuchando a Tina Charles o Dolly Parton y veo como poco a
poco se me escapan los últimos rayos de sol del día y también mis segundos. El tiempo no me perdona
y sigue sin desvelarme aquellos secretos que se convirtieron en muros que, fatales,
terminaron por alejarnos. Quizá sea demasiado tarde para recordar lo bueno, ya
que me he afanado para olvidar lo malo. No queda rastro. Bueno, algún rescoldo
cuando aparece Ryan Adams, David Byrne o Cat Stevens, pero todo pasa. Las luces
se apagan y mi vaso de vino se agota. Mañana será otro día.
'Don´t fence me in', de David Byrne
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