Margaritas en los bordes del camino
Ahí está el tetrabrik de vino, esperándote. Dices que ya no puedes caer
más bajo, que por fin has tocado fin; y me contengo porque sé a ciencia cierta
que siempre se puede descender un peldaño más, que cuando creías que no era
posible el fango te alcanza el cuello. Las malas rachas se hacen eternas y no
quieres salir de la cama, has dejado de luchar. Te veo y se me encoje el
corazón porque no quiero que esto pase, ni a ti ni a mí. Me hablas del vino y
prefiero no escucharte, no saber de tristezas; quiero que vuelva a haber
margaritas en los bordes del camino.
Pd. Se me pasó el día de San Valentín... Toma estas flores y calla.
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