No sé si estamos, si estoy o si
alguien está preparado para el abandono, para la pérdida. Aunque el miedo
siempre está ahí, dispuesto a asaltarnos cual bandolero en terreno abrupto. Después
solo nos queda el tiempo para apaciguarnos, para intentar respirar y malvivir. Tras
el dolor que desgarra las entrañas viene el día a día, impasible y despiadado. Ese
no se apiada. Toca acostumbrarse a que ya no ocupas tu lugar del sillón o que
tu lado de la cama está inmensamente frío. Nunca volverás a probar sus caldos o
sonreír con sus muecas. Siguen dando tu programa favorito, pero no estás… Y ahí
es cuando el abandono se hace irrespirable, cuando quieres que todo acabe, que
tu mente descanse. Que todo acabe, pero no lo hace; sigues ahí, andando entre
recuerdos y la memoria te juega malas pasadas...
Dibujas, de Dani Martín.
Pd. Octubre, octubre. Felicidades, sigues vivo.
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