Vivir la
vida de otros, como si la mía pudiera esperar siempre. Cuando las
preocupaciones y ocupaciones de los otros siempre deben colocarse primero,
cuando las mías deben relegarse porque son –quizá- menos importantes, cuando dejas
de acordarte de quién eres, cuando te apagas poco a poco… La vida pasa y se te
olvidó vivirla. Y no valen las excusas, aunque hayas muerto asfixiado por el
aire de los otros. Más denso, incluso plomizo. Y en el tránsito dejas de tener
dolores, los surcos de la piel son una constante y las sonrisas se hayan ido de
día de descanso. No pasa nada, y todo pasa. Y ahí sigues, esperando a que un
día te toque a ti…
Amárrame, de Mon Laferte y Juanes.
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