Porque eres mala, de Roberto Antonio.
domingo, 8 de julio de 2018
Halagos envenenados
Envenenados, así estaban sus halagos. Tantos años de
práctica le habían dado un toque de elegancia exquisito, tanto que nadie se
esperaba de él que fuera un experto en apuñalar por la espalda. A su última
víctima nunca la engañó y ni aún así pudo el corderillo zafarse de sus puñales.
Era una gran dama de la sociedad, era el entretenedor más divertido y ameno de
la corte, era él, único y diverso. Tanto como sus malas mañas. Era mala y ya ni
siquiera disimulaba. Cuanto más reía, más daño infringía. Y bailaba, bailaba…
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