El frío
es frío, simplemente eso. No es algo que puedas tocar con las manos, lo
sientes. De ti depende que sus efectos te atrapen, que no te dejen ver más
allá, que no te dejen respirar. El frío es frío y el aliento es aliento. Tan importante
o más. La calidez, la candidez. Dicen que los abrazos todo lo pueden, que
desactivan por completo el frío… ¡Feliz Nochebuena!
Tokio ya no nos quiere, de Lori Meyers.
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