Mi marido puede ser lo que quieras, pero...
«Mira, bonita. Estoy hasta el toto de que estés
incordiando. Siempre con el hierve, que hierve. Ojo pelao, que tú no sabes
quién es la que está aquí. Mi marido puede ser lo que quieras, pero es muy
educado y a ti no te toca ni con un palo. Así que me lo respetas porque no
respondo. ¡Me lo respetas! Te enjuagas la boca para hablar de él. Y es que te arranco
esos cuatro pelos que tienes y te arrastro… Zarrapastrosa, que eres una zarrapastrosa
y una muerta de hambre. ¡Malandra!»
Pd. De puente. Viva la multiculturalidad.
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