La plaza
Todo el mundo parecía feliz. Había quienes huían de la
luz, se refugiaban en las sombras. Por aquellos días el sol pegaba fuerte,
igual que en ocasiones hace la verdad. Los otros iban directos hacia la
claridad, querían aprovechar los rayos de sol, sentirlos explorando los
rincones de sus blanquecinas pieles. Darles libertad. Unos y otros se saludaban
en aquella inmensa plaza. Había tanta paz, a pesar del bullicio de los comerciantes,
que siempre hacían negocio, las campanas de la iglesia y la música de los
caminantes. Aquel era un buen sitio, tanto como cualquier otro, pero siempre
quiso volver…
Pd. Buen sábado, buena vida...
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