Nunca fui
ese niño con el que sus padres bailaban a lo loco y divertidos en las fiestas
de cumpleaños. Nunca fui ese niño con el que se reían a carcajadas y de cada pequeña
cosa hacían una experiencia eterna, imborrable. No, no fui ese niño. No lo fui...
Era el que en silencio quería que se pusieran collares de flores, faldas alegres… También
quería risas, comidas inventadas y vacaciones inolvidables…
Me quedo contigo, versión de Rosalía.
Pd. Pues eso.
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