La capital. Madrid. Allí estuve menos de 48 horas. Lo que muchos llaman: un suspiro. Y no sé cómo describir todo lo que me pasó en tan corto espacio de tiempo. Se me había olvidado lo que era estar lejos de esto. De mi realidad, de la única que tengo. Sin palabras. Así soy hoy. No hubo ni un solo pero. Todo bien, satisfecho. He sacado algunas conclusiones, para eso fui. Y te las iré contando, no desesperes, poco a poco. Aún tengo que digerir todo esto. Mi nuevo mundo, que sigue llamándose igual aunque ahora es mejor. Y me quedo sin formas de dar las gracias a todos. Encogido de hombros. Siento que no tengo tantas manzanas para regalar. Y sé que son tonterías mías, que no hace falta, pero... Así estoy, después de celebrar un triunfo. Con la satisfacción de querer seguir rodeado de ustedes. De los que, sin pedirlo, aparecen y se quedan. En este primer capítulo te cuento que me quedé muerto con una china que corría como una loca por uno de esos túneles sin gente que juntan una línea con otra en el metro madrileño. Iba cargada de bolsas de plástico -del que huele- y no supe a dónde iba, pero lo hacía a prisa, como si le fuera la vida en ello. Oí su estruendo minutos antes de que pasase a mi lado. Paralizado esperé mientras el ruido se iba aproximando, como una tormenta en una noche fría. Me pilló en una escalera mecánica, con mi maleta de ruedas, y siguió de largo con todo su ruido acompañándola. Después, el silencio. Un señor me dijo que ya no había más metros y tuve que salir al mundo exterior. Eran las dos de la mañana, hora de allí. Pisé la ciudad y comencé a ver a los típicos chicos de Madrid. Había miles. Todos me parecen iguales. Altos y delgados, blancos de piel, con el pelo oscuro y ojos claros. Guapos. Claro que hay feos, pero no lo son. Y supe que hay cosas que sí merecen la pena. Y una es todo eso que está por descubrir. En positivo, aunque creas que las canciones son tristes, siempre hay rayitos de luz tenues que se escapan entre las rendijas. Porque Amy Winehouse también canta otras canciones...
http://es.youtube.com/watch?v=I6LVGcIC1Tc
Pdt. Estoy ruborizado. Lo reconozco. Las visitas se han disparado desde el sábado. Se lo debo a Eduardo García Rojas, un AMIGO y también autor del blog cultural 'El escobillón' -que siempre recomiendo-. Mucha suerte en las nuevas aventuras y gracias. Lucharé para seguir en esa línea que me has marcado: honestidad, independencia, auntenticidad y rotunda sinceridad.
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