Hay puertas que abren y otras que se cierran. Estos días me he dado cuenta de que alguna de las mías está cerrada a cal y canto. He intentado buscar las llaves, pero he desistido. También he tapado las rendijas para que tampoco entren destellos de luz. Con el paso del tiempo han dejado de tocar el timbre y la tranquilidad, esa que es pesada y que a veces desazona, se ha instalado. Miras por toda la habitación, debajo de la almohada y encima del armario, pero no hallas nada. Nada nuevo bajo el sol.
3 comentarios:
Yo tampoco encontré nada. Te acompaño en el sentimiento, querido Ce.
jejeje... tal vez mañana ¿no?
jejejeje... Turquía te oiga!!!!
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