Y en un respiro tengo un pequeño momento de debilidad. Entre el calor del verano y el sudor de la noche pienso en ti y en tu ascensor. Moderno y rápido, y yo entre tus labios ascendiendo hasta los cielos. Es sólo un instante y no lo puedo -ni, tal vez, quiero- evitar. Lucho contra tu recuerdo, pero la necesidad de que me abraces fuerte sin palabras ni excusas es absoluta a estas horas de la mañana...
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