Hay momentos en que todo deja de ser importante. El humo, los ruidos, los qué dirán... Todo deja de ser porque estoy a otra cosa, a una más digna y elevada. A unos ojos traviesos. Me cuentan cosas triviales, pero el reloj se me detuvo a las tres menos cuarto justo cuando el dueño de los ojos revoltosos comenzó a susurrarme al oído la lista de las cosas que nos quedan aún por hacer. Dejé entonces de mirar al de la esquina que bailaba con botas de punta marrón y respondo con desgana al joven borracho que me pregunta por dónde están las mujeres que el local está lleno de ellas y le señalo a una transexual que destaca sobre el resto con sujetador de encaje y larga melena rubia. Todo se ha detenido y a pesar de los pesares sólo pienso en una cosa: la primera persona del plural y en ropa de colores. De muchos. Y en mitad de mis elucubraciones regreso a los ojos y a las manos que acarician dedos al descuido. Suena Ana Gabriel y creo que las letras de sus canciones se me han vuelto a hacer realidad, pero ya he dejado de tener miedo. También he vuelto a comer y a ojear el andar del mundo. Tus ojos pícaros también vuelven a aparecer y confirmo que el resto ya ha dejado de ser importante.
http://www.youtube.com/watch?v=_sbk9bH7MD0&feature=related
Pdt. La canción se llama 'Obsesión' y es de mis preferidas de Ana Gabriel.
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