jueves, 25 de marzo de 2010

Hacia delante, hacia ninguna parte...

Un señor con gorra que vende números de lotería en la esquina me saluda. Después, un puente demasiado alto para que los niños se asomen buscando aventuras. La fruta de temporada está a punto de pudrirse por culpa de la calima. Un joven de barba melancólica que pasa también me mira. El revisor del tranvía se quita la chaqueta rosa a mi lado. Oteo los periódicos con titulares de ayer y reflexiones vacías, sin sentido. Por fin llego a un portal viejo y las llaves me tintinean en los bolsillos porque se estropean al aire. Y al final me topo con un folio en blanco esperándome. Suena el teléfono, pero ya no lo cojo. Se me ha olvidado cómo hacerlo. Escribo, respiro y trago. Ya no sé hacer nada más, ni siquiera me apetece soñar con lo que sucederá mañana. Ando por una calle que no tiene final, tampoco cruces y mucho menos esquinas. Camino sin darme cuenta de que desde los escaparates los maniquíes me saludan. Tampoco me canso. Cuando no piensas en la meta -porque no la tienes- es fácil que un pie siga al otro sin mayores complicaciones. Lo haces sin pensarlo mucho. Sin más. Igual que lo hacen las gotas de lluvia en las tormentas de verano, caen hasta estamparse contra las hojas secas que descansan a la espera de mejores tiempos. A veces me da por pararme en algún semáforo; echo la vista atrás y me pregunto si ha valido la pena, si he aprovechado el tiempo o en lo que hubiera pasado si hubiese tomado otras decisiones. Después el muñequito se pone en verde y sin meditarlo mucho vuelvo a retomar la marcha. Olvidado de mí. Hacia delante, hacia ninguna parte…

http://www.youtube.com/watch?v=pOao03a68V4

Pdt. No hay nada que suceda por casualidad y por eso hoy toca Pastora y su 'Archivo de palabras tristes'...

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