Tras cinco minutos esperando sin que nada pase en una parada destartalada donde el sol raja las tablas opto por echar a andar. La vida es esto: Andar. Sin saber muy bien a dónde. Sueño, mientras doy pasos cortos, con tu voz sabiendo que me he vuelto a equivocar, pero deseando al tiempo que los aguaceros me den mejor tino la próxima vez, porque -aunque pese- siempre hay una próxima vez. Y llegan las preguntas. También los aplausos. Las maletas vacías y las casas de ayer. Todo está un poco descontrolado y nada sé de los mañana. Se me salen de la lista que tenía pensada. La lucha ahora está desatada: yo contra el tedio. El hastío también se pone en mi contra, igual que la monotonía y el miedo. Y en mi boca reina ese sabor agridulce que dejan las cosas cuando no salen del todo bien. Sí, es verano, uno más y ya van muchos en los que mi barca está a punto de zozobrar y mi estómago renquea. Ando. Sí, lo hago, pero no sé muy bien a dónde quiero ir porque las conversaciones tontas comienzan a aburrirme y en el trecho que he emprendido no veo refugio alguno. Miro hacia atrás, justo a donde estaba hace cinco minutos y rezo por no haber errado, por haber tomado la decisión correcta y porque al final mi horóscopo acierte y te animes a estar conmigo.
http://www.youtube.com/watch?v=mncOxYYp7XQ&feature=related
Pdt. No ha sido fácil decidirme, pero al final he optado por 'El día que me quieras', versionada por Tete Montoliu y Mayte Martin.
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