Y el gato se detuvo justo delante de aquella inmensa pared que utilizaban los escaladores más intrépidos para entrenarse en los meses más fríos del invierno. Miró hacia arriba y no atisbó el final... Había empresas que se le antojaban harto complicadas. Por eso sólo maulló un poco triste, pero se quedó clavado sin moverse un ápice. Las gotas de rocío descendían cuidadosas por el sinuoso sendero que formaban los asideros de metal. En algunos rincones el moho era violeta. Volvió a maullar y se acarició el hocico con la pata izquierda. Pensó que hay días difíciles en los que nada es lo que parece y cualquier tontería se le hacía un ciento. Comenzó a llover. Primero unas gotas, después otras hasta que solamente se vio agua turbia. Entonces se acordó del pato bailarín. Uno que siempre jugaba con las ranas del estanque y que viajaba pegado a las faldas de su madre. Lo había visto sólo una vez y por la tele, pero se había quedado prendado del podría ser. Cuando el alma se le empapó de pena decidió salir huyendo lejos de aquella pared que nunca treparía y cogió la primera guagua que pasó sin ni siquiera preguntarle al chófer eso de ah cristiano, ¿esta guagua pa dónde va?
http://www.youtube.com/watch?v=mcxW1Ixvz34
Pdt. Repito canción. 'Bambola' de Patty Bravo y Tuccillo.
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