A veces el niño de ojos tristes se tropieza con verdades como puños. Con gente que tiene las cosas claras. Diáfanas. Le inquietan por contraposición. Sólo por eso, por saber cuan distintos son a él, que no sabe de aguas si no son turbias. Y le gustaría ser un cuadro. Pintado en la pared. Mirando al mar o entre las nubes. Soñando con cosas distintas. Ser flor en primavera o manzana en otoño. Y dejar a un lado los miedos a descubrir lo vulnerable que puede llegar a ser. El niño de ojos tristes es una gasolinera en la carretera o un objeto volante no identificado, mientras los otros son cohetes que descubren planetas. Y las certezas continúan ahí, junto a él, y se promete que la próxima vez intentará tomar el control de la nave y viajar rumbo al sol.
http://www.youtube.com/watch?v=WpmILPAcRQo
Pdt. Llega el temazo 'Time of my Life'
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