Comenzó a leer aquel manuscrito azul justo por donde lo había dejado
la noche anterior. Contaba la historia de una mujer vivida, de las que sufren,
ríen y siempre terminan cantando las cosas andadas. No la entendía en
algunas ocasiones, pero en otras es como si Marisela hubiera vivido su misma vida. Quizá por eso
retomó este tramo final del texto con tanto énfasis, quedándose en cada
palabra, en cada giro expresivo. Retuvo hasta la última coma. Un ruido le
desconectó de aquella realidad y se extrañó de que el sol fuese a esta hora tan
intenso, de que la brisa le acariciase la nariz y de que los mosquitos en
aquella playa fuesen tan mansos que se limitaban a vivir dejando en paz a los
que dormitaban a la fresca. Era la tetera que avisaba de que el agua estaba
lista para servir y ya tranquilo supo que a pesar de los ruidos su vida seguía
su curso, tal y como había deseado…
2 comentarios:
está pronto el mate, yo invito
jejeje muchas gracias ;)
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