Llueve, aunque no
caiga ninguna gota. Las calles están secas, pero llueve sin parar, desde hace
unas horas. La corriente se lo quiere llevar todo. El cristal se moja poco a
poco, en función de las ráfagas de viento. La habitación se iluminaba con cada relámpago
y se estremecía entre tanto trueno. La tormenta había llegado tranquila, casi
sin apenas hacer ruido, como si fuera lo más normal del mundo, pero –eso sí- sin
tarjeta de aviso. Todo estaba convulso, aunque la tormenta fuera un invento.
'Si tú no estás aquí', de Rosana
2 comentarios:
me gusta, pero no se como seguirlo
Muchas gracias por pasearte por aquí. Tu blog también es muy interesante ;)
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