Y era una mañana de
verano, pero no de un verano cualquiera, sino de ése que no quiere marcharse, ése
que ronda septiembre y que inevitable se encamina hacia la eternidad. Te despertabas
siempre entre sábanas blancas y te asomabas al balcón con aquellas olas susurrantes,
que nos encariñaban aún más. Preparabas un par de tostadas y las aderezabas con
frutas de mil sabores. Parecía que todo era posible y no queríamos que aquello
finalizase jamás. El sol adormilaba a las salamandras y los niños jugaban a
destruir castillos de arena. Pero una mañana de verano le dio por llover, el
sol dejó de visitarnos y los niños en el cole dejaron de creer en castillos
encantados... Echo de menos todo aquello, también los caramelos junto a la
entrada del salón y el tocadiscos sonando sin parar. Habrá que dejar a las
cosas pasar, me dicen los detectives que te buscan sin descanso, aunque perdido
no sé si con esta tristeza pueda alcanzar el próximo verano...
'Despacito y con buena letra', de El Viaje de Elliot
4 comentarios:
¡Me ha gustado muchísimo el grupo de música! Muy buena recomendación. Gracias y besos.
Es breve y sin embargo encierra una historia llena de eternidad, has escogido las palabras de forma que me has hecho sentir verdaderamente nostalgia y tristeza. Ojalá el protagonista llegue vivo al próximo verano, y con ella. Un saludo!
Yo tampoco conocía el grupo, lola. Me lo encontré de casualidad y me pareció muy alegre y vital ;)
Ojalá también pienso yo. Muchas gracias Patricia por visitarme y por tus palabras. La nostalgia no siempre es triste y menos cuando aún hay esperanza. Un abrazo fuerte.
Publicar un comentario