Un grupo de niños juega entre las olas, a pesar de que noviembre
avanza hacia su ocaso. Los deportistas andan por la arena ataviados con su ropa
ajustada y sin mirar atrás. Las luces se van apagando poco a poco y todo se
queda en calma. El mar por fin descansa y sus olas amainan, igual que lo hacen
los ruidos de los camiones que aparcan por las esquinas buscando alegrías
malsanas. Todo está quieto, salvo mi corazón. Estoy en paz y por eso una
sensación extraña se va apoderando de mis raíces: la felicidad. Hoy es viernes
y sé que será un gran día, mi día...
4 comentarios:
Precioso. Espero que disfrutes mucho de tu día.
Muchas gracias, Lola. Muchas gracias por nunca olvidarte de mi. Espero que hoy también sea tu día Un abrazo ;)
Una descripción clarísima frente al mar :)
Hay pocas cosas que se asemejen a la paz que a veces nos da el mar... ;)
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