Despertó en mitad de la noche
con una extraña sensación en los labios y, también, en el pecho. Creyó que
había muerto, que ya no estaba. Escuchó cómo sonaba el timbre que le iba
anunciar que todo era cierto, que un desgraciado instante se lo había llevado. Procuró
respirar despacio, quitarse la negrura de la mente, pero no era empeño sencillo.
Miró al techo, a la ventana, buscando un poco de claridad… Después, a los
segundos, sintió como crujía la cama. No era un espejismo, a lo lejos se oía aquella
respiración que siempre le devolvía a la vida. Dormía y ahora ella podría descansar
tranquila, sabiendo que todo había sido una falsa alarma.
domingo, 29 de junio de 2014
jueves, 26 de junio de 2014
Malas pasadas
Quizá el lunes deje de
ser lunes o las nubes de este extraño verano se vayan para no volver. Tal vez,
esta vez, los deseos se cumplan. A oscuras todo parece diferente, hay espacios
para la esperanza. A plena luz del día todo cambia, se ve tal cual es y ahí
poco hay que hacer para anhelar seguir vivo. El corazón se me aceleraba tanto
en mitad de la noche soñando que regresarías a mi lado, que pensé que se me iba
a cumplir. La mente en ocasiones nos juega malas pasadas. Nos hace seguir
vivos, nos engaña para que queramos seguir respirando atados a una débil
esperanza. Los días aciagos se suceden sazonados con tu ausencia, pero tus ojos
carmesí lo inundan todo, no dejan que nada malo ocupe su lugar, aunque ya no
estés junto a mí.
'Maybe', de Lily Kershaw
'Maybe', de Lily Kershaw
domingo, 22 de junio de 2014
El gato de todas las mañanas
Y que el gato viniese
todas las mañanas a por su platito de leche mató el amor.
'Spanish dancer', de Emmylou Harris & Rodney Crowell
'Spanish dancer', de Emmylou Harris & Rodney Crowell
miércoles, 18 de junio de 2014
En el sitio de siempre
Se había levantado aquella
mañana muy temprano, un poco antes de los primeros rayos de sol. Llevaba demasiado
tiempo despierto y no aguantó más tiempo en la cama. Le desesperaba estar dando
vueltas y no poder conciliar el sueño. Se había encomendado a todos los santos
y también a todos los dioses que conocía, pero su empeño fue en vano. Y despierto,
acompañado por el sonido que hacían los operarios de la mañana, se fue hasta
aquel maldito aparato que últimamente tanto desasosiego le había traído en su
vida. Miró su correo electrónico y nada, también los sms y el buzón de voz. Nada
nuevo bajo el sol, así que tuvo que quedarse con aquel maldito mensaje -guardado
desde hacía una hartada tiempo- que decía bien claro que no pasaba nada, que
todo estaba bien. Pero él sabía que a veces las palabras mienten o que, al
menos, no van en sintonía con la realidad. Eso también le sucedía a él, se
escribía todos los atardeceres que al día siguiente todo sería mejor, que haría
un montón de cosas para mejorarse, pero... no siempre lo conseguía aunque su intención
era inocente, sin mácula. El amor se le iba apagando y él no podía hacer nada
por evitarlo, había intentado achicar toda el agua, pero la vía había logrado
abarcarlo todo. Apagó su teléfono inteligente y no pudo contener su llanto. Todo
se le había convertido en lágrimas. No se había movido ni un centímetro, estaba
en el mismo lugar, en el sitio de siempre. Era el mismo, pero ella aunque no lo
confesaba se había querido ir. Y saber, igual que vivir, ahora le dolía
demasiado.
domingo, 15 de junio de 2014
No le dejaban dormir la siesta
La carretera estaba
desierta. Ni un alma había y sólo pasaban unos minutos de la una de la tarde. El
calor hacía mella desde hacía unos días y nadie quería arriesgarse a salir para
coger una insolación. Muy de vez en cuando ahuyentaba a los lagartos una
furgoneta traviesa y osada que partía el silencio en dos. Tras su paso todo
volvía a quedar en calma. En la televisión ponían una tertulia política. Desde principios
de siglo se habían puesto de moda. No se escuchaban entre ellos, pero hablaban
y hablaban. Al otro lado del aparato, Patrik les daba la razón a unos, a los
suyos. Con el paso de los días se había cosido un traje a medida bordado con
excelentes frases de izquierda. Defendía a los pobres frente al 'poder'. En su
discurso aparecían la sanidad, la educación y el tan temible paro. La lengua se
le calentaba siempre con una cerveza en la mano. Con esta ola de calor, era lo
único que saciaba su sed. De hondas raíces republicanas, vivía en un pequeño ático.
Desde allí arriba se podía divisar perfectamente el injusto sistema que
padecíamos. La gente está dormida, repetía al coro de los contertulios de la tele
y le pedía a Maruchi que le trajese otra cerveza. El calor y el temor ante una posible algarada le impedían asistir a
las manifestaciones en la calle que suplicaban no privatizar servicios
públicos. Patrik sabía de lo que
hablaba, tenía a varios amigos que todos los días buscaban trabajo. Él sí sabía
lo que era ser obrero y no como esos chupatintas de la administración. Él trabajaba
para la privada, con el sudor de su frente se enfrentaba a los males que nos
acucian. Claro está, con la nevera llena. ¡Cómo si no! Reconocía que algunas
medidas aprobadas por el Gobierno eran buenas, favorecían a su empresa, aunque sin
duda el presidente le producía urticaria. Es lo peor, bramaba. Tampoco pestañeaba
al aprovecharse de las leyes para sobrevivir: de alguna manera había que sacar
este país adelante. La cuenta bancaria también la tenía repleta de ceros, pero
eso no era culpa suya. Y eso que el calor, este maldito calor de principios de junio,
a veces no le dejaba dormir la siesta.
'Take another road', de Jimmy Buffett
'Take another road', de Jimmy Buffett
miércoles, 11 de junio de 2014
Ordinary people
Vicenta Matilde siempre
se creyó especial. Se sabía por encima de las cosas y, alejada del mundanal
ruido, minusvaloraba a la gente corriente. Nunca le extrañó que todos sus
maestros supiesen su nombre antes de conocerla o que los niños en el colegio le
hicieran la corte. En la Universidad tampoco había pasado desapercibida. Y no,
no era por el linaje de sus apellidos, era ella la especial. Ella tenía algo
que hacía que todos se quedasen en un segundo plano. Entre miles de
pretendientes pudo elegir y es que siempre se decía que muchos eran los
llamados, pero le tocaba a ella escoger. Vicenta Matilde vivió la mayor parte
de su vida en una ciudad pequeña. Era normal que le cediesen el paso en las
aceras o que los vehículos siempre se detuvieran nada más verla. No había acto
social en el que no hubiese estado presente. Podía decirse que nada pasaba en
la Villa, si ella no estaba para dar fe. Había vivido con la certeza de ser trascendental
y esa certeza la llevaba a ser comprensiva y compasiva con aquellos seres que
la asediaban a todas horas, que la admiraban hasta la extenuación o que la
miraban de lejos con sanísima envidia. Para todos tenía palabras de consuelo. Debía
ser terrible permanecer en la mediocridad de los días, se decía. Pero sus intranquilidades
no iban demasiado lejos, porque sabía que, al fin y al cabo, la historia
siempre se olvida de los otros y nunca de los que eran como ella.
'The a team', de Ed Sheeran
'The a team', de Ed Sheeran
sábado, 7 de junio de 2014
Enseñado a vivir
Nadie le había enseñado a
vivir. O al menos eso creía él. Todos los días hacía lo mismo, sin variaciones
ni florituras. Le habían adoctrinado bien y no sabía muy bien para qué. ¿Qué
sentido tenía todo? A veces tenía miedo de salirse del redil, pero aún así seguía
soñando con otras nubes. Era algo que no podía evitar, pero ahí se quedaba. No podía
disfrutar un buen plato en un restaurante diferente o temía comprar pantalones
en otras tiendas. No entendía esos nuevos aires, que antes de la crisis todos le
vendían desde el norte de Europa. Todo eso de la ética, los derechos humanos o
las tiendas de segunda mano le quedaba demasiado lejos. Sólo se tenía él y a él
nunca nadie le había enseñado a vivir.
martes, 3 de junio de 2014
Cuando ya casi nada importaba
Después, cuando ya casi
nada importaba, encendió la luz porque aún no clareaba del todo. Se dispuso a
andar hasta la ventana, que había permanecido toda la noche entreabierta. Se asomó
de refilón y vio, al otro lado, la vida llena de colores. Sus sonidos la
inquietaban, igual que lo hacen los desconocidos a los niños o las golondrinas que
anuncian viento a los naranjos en verano. Fue fuerte y se mantuvo unos segundos
allí, fijándose en todos y cada uno de los detalles de lo que había fuera. Se extrañó
de la vida, de que nada se hubiese detenido, que siguiese allí. Sabía que había
pasado demasiado tiempo mirándose las entrañas, escrutándose los surcos de su
piel. Y ahora el vendaval de la vida estaba, seguía ahí, al otro lado; sólo
tenía que cruzar la puerta y saltar.
'All of me', de John Legend
'All of me', de John Legend
lunes, 2 de junio de 2014
Allí sentada
Y un día optó por
quedarse sentada. Hasta entonces siempre había estado llena de vida, con ganas
de vivir, de respirar... Pero un mal día todo comenzó a cambiar. Comenzó a no
querer ver el sol, ni el mar. Tampoco las luces del alba. Sólo quería estar
allí sola sentada, esperando a que la vida algún día se la llevase.
'Wings', de Birdy
'Wings', de Birdy
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