Controlándolo todo...
Allí estaba él con su tatuaje en el antebrazo, eran
unas letras tan oscuras como extrañas… Estaba observándolo todo, dominándolo
todo con sus ojos claros y su sonrisa apabullante. Le vio llegar desde lejos y
no le quitó los ojos de encima, lo controlaba. Sonreía mientras seguía sus
pasos. ¿Qué pensaría, qué sabría? El otro solo podía defenderse esquivando las
miradas y con los brazos –tensos- bien cruzados en su pecho…
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