Ellos solo eran un lastre (III)
Si los suicidios de sus conocidos hubieran ocupado la
mitad de espacio en los informativos que el de los acusados de
tanta tropelía otro gallo hubiera cantado, pero de ellos pocos se acordaban con
el paso del tiempo. Pronto comenzó a notar que todo aquello, luchar por los
suyo, le costaría demasiado caro. La clase media y sus gobernantes no le
perdonarían nunca que los hubiese dejado en evidencia. Ellos, los otros, jugaban con
ventaja: había muchos que seguían teniéndoles medio, sin darse cuenta de que
cuando ya no te queda nada, nada pueden quitarte. También controlaban los
resortes y sabían perfectamente cuando dar zanahorias y cuando asestar los
golpes. Podrían dar diez, pero solo daban dos y dejándote claro que era por su
gracia. Hubo tantas mentiras, tantos engaños, tantos tormentos, que Cacarmen
comenzó a doblegarse. No eran suficientes los abrazos de las madres que tenían,
gracias a su esfuerzo, una cama donde dejar dormir a sus niños. Tampoco que
todos la saludasen y le diesen apoyo cuando bajaba a comprar el pan...
Pd. El próximo domingo terminamos estas entregas que dibujan algunas cosas de las que han pasado en los últimos diez años en España...
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