Canarias, cambio de régimen
Eran respetables. Sí, lo eran. O al menos eso decían
de sí mismos. Tenían las ideas claras y sus principios eran los del orden
establecido. Defendían las tradiciones, que las cosas continuasen tal y como
estaban. Les había ido bastante bien así, siempre a la sombra que más refresca.
Cerrando los ojos y poniendo la mano, siempre poniendo la mano. Pero en la vida
no hay nada eterno y de buenas a primeras todo cambió. Los que estaban al mando
se fueron y vinieron otros. Esos descastados y, por qué no decirlo, un poco
usurpadores, decían. No tienen derecho. Así zanjaban todas sus conversaciones
sobre los nuevos. Pero con el pasar de los días caes en que nada es para
siempre. Y al nuevo comandante le tocó pasar revista. Todos los respetables se
alinearon, lejos de mantener las formas hicieron lo que les tocaba, defender
sus ideas. Y vaya que lo hicieron: Le dieron la mejor bienvenida, lo adularon
hasta la extenuación y estuvieron revoloteando a su alrededor hasta que se fue.
A su marcha, la chacha tuvo que pasar la fregona por las babas. Esa espuma blancuzca
si no se limpia al momento se reseca y luego queda marca… ¡Aquí paz y en el
cielo gloria!
Pdt. Así veo yo el cambio de régimen...
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