Y no es
navidad. No lo es. No es tiempo de buenos deseos, casi que ni de deseos. Todos los
sueños se nos han ido poco a poco, quién sabe adónde. Se nos escaparon casi sin
darnos cuenta. Y me acuerdo de los buenos momentos, de las luces y de los fríos
rayos del sol de invierno. Me encantaba asomarme a la ventana y ver cuánto
había llovido por la noche. Las goteras nos ponían alegres, casi que todo era
una fiesta. Pero ya no estamos en noviembre y es que falta tanto para diciembre
que me da vértigo. Me da tanto miedo no llegar allá. ¿Qué será de todos
nosotros? Y encima estamos bajo este sol que todo lo marchita y que nunca
descansa. Los termómetros no paran, todo el santo día subiendo, pero yo ya no
tengo fuerzas…
Contando lunares, de Don Patricio y Cruz Cafuné.
Pd. Feliz verano...
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