Hay una escena en Las cosas que nunca te dije en la que el protagonista se prepara para una cita. Éste es el momento antes del momento, repite como una letanía. Está frente a un espejo colocándose la corbata, afeitándose, acicalándose… Preparándose para lo que está por venir. Esa escena se me ha clavado y con el paso de los años se me ha ido apareciendo, como si fuera una parte más de mí. Pocas películas me han supuesto un punto de inflexión tan grande como esa. Tan lejana a mí, pero al mismo tiempo tan yo…
Qué bueno es saber que estás atravesando un momento antes del momento, cosa que solo sucede en contadas ocasiones. A veces la vida se nos escapa entre los dedos y se nos despista atraparla. Cuando pasa, cuando pasa eso de saber puedes atajar, saborear y hasta afrontar con energías. Puedes estar prevenido. Pero eso no siempre ocurre. La vida, a veces, golpea sin que la intuyas, te tiende emboscadas y debes salir solo del atolladero.
A las dos de la tarde del 19 de septiembre de 2021 comenzamos un especial informativo en la radio. Iba a ser uno más, de esos de transición, hasta que la situación se calmase. Todos pensábamos que se iba a quedar en nada. En esas estábamos, yo algo cansado, cuando setenta y dos minutos después estalló el volcán. Pero ese no fue el golpe. No, no fue ese. Unos quince minutos después fui yo quien dijo en antena: Ha erupcionado en una zona conocida como Cabeza Vaca, se ha confirmado que el volcán ha erupcionado en Cabeza Vaca, en el municipio de El Paso. Un minuto después confirmé qué estaba debajo del volcán, qué caminos recorrería la lava y ahí ya dejé de respirar… Seguí hablando en la radio sesenta minutos más, preguntando, explicando, informando, pero el momento, ese momento en el que todo cambia fue cuando dije Cabeza Vaca. No hubo nada antes, ni después. Nada importaba.
Todo lo que vino después ha salido en los periódicos, en las radios y en la televisión. No me voy a detener porque se ha retransmitido al milímetro, al segundo. Es extraño cuando los que hablan, los damnificados, las víctimas de la catástrofe son personas a las que conoces, tus vecinos. Gente con la que has hablado, con la que has compartido, jugado… También lo es cuando da igual el canal que pongas porque en todos hay cámaras veinticuatro horas filmando tu iglesia, esperando a que caiga, esperando a que se derrumbe. Sí, lo esperaban. Para eso estaban ahí. Y terminó cayendo y con esa torre se nos fue la esperanza.
El 19 de septiembre de 2021 a las tres y doce de la tarde nació el volcán y se murió una parte del valle. Semanas después me preguntan que qué se siente y solo respondo vacío. Tras las lágrimas, vacío. Es como si hubiera caído al abismo, pero me hubiera detenido a medio camino, sin nada por arriba, ni por abajo, ni mucho menos por los lados. Nada, vacío.
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