Es de noche, quizá las cuatro de la mañana, hace calor en las terrazas de verano. Voy con una camisa de invierno, cosas de mi particular forma de ir a la moda, muy ligada a no tener dinero. Todo ha ido bien en la cena, estamos plenamente felices y toca bailar. Suena la música que pone final a tres largos años de esfuerzo, cena de graduación. Imposible contar las horas en aquella biblioteca ruidosa de Derecho, y también en la de Económicas. Tratando de concentrarme mientras veía como unos y otros iban y venían. Fue un trabajo en solitario, de ocho a ocho. Sin descanso. La mayoría de las veces. También con largas conversaciones al abrigo de una cafetería de carretera. Descubriendo el mundo y luchando porque la universidad dejara poso. Tuve suerte aquellos primeros años de dar con personas mucho más inteligentes que yo, aprendí tanto... Y por eso había que darlo todo aquella noche, la última. Había que disfrutar porque el futuro estaba allí delante de nosotros. Recuerdo a Mariví siempre riendo, repitiendo incansable que los de Mercadona iban a cobrar más que nosotros o Selma siempre aguda y buena compañera, y mi Catalina, mi hermana mayor, mi hermana hasta siempre… Nunca estás sola junto a mí, siempre con gente alrededor; y yo me muero por decirte que necesito de tu amor… Hay canciones que cierran un ciclo, que cuando suenan recuerdas toda una etapa. Y no puedes evitar acordarte con una sonrisa en los labios...
'A ba ni bi', El Chaval de la Peca (1998)
Pd. ‘A ba ni bi’ fue la canción que ganó el Festival de Eurovisión en 1978 representando a Israel, cantada por Izhar Cohen y Alphabeta. Dos décadas después la versión en español del Chaval de la Peca, alter ego del cantante y compositor Marc Parrot volvió a ser un éxito. Fue el segundo sencillo de su disco ‘Artista internacional’.
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