Mis cuartos han sido mis refugios. Sobre todo desde que me fui de casa. Allí he podido estar a salvo de todo el ruido que se colaba por los resquicios de las ventanas. Algunos con mejores recuerdos que con otros. Siempre preferí -de pequeño- el cuarto de mi hermana, aquella cama tan individual, de aquel tono madera clara. También había escritorio y un armario decorado con posters de la SuperPop y la Nuevo Vale. Después, mi primer cuarto era un desastre, había dos camas pero estaba inmensamente vacío. Intenté darle mi toque, pero aquel año solo deseé abandonarlo. Qué miedo me daba el ratón que se coló tras Semana Santa. Un burgaño. Después, llegó Finca España. Pequeño, coqueto y con la radio de mi abuela. Ese sí que comenzó a ser yo, cinco años pero todo termina. El siguiente era similar, quizá un poco más pequeño y caro, pero los precios siempre tiran para arriba. La mesa de escritorio era kilométrica, la pequeña ventana y recuerdo que mi primera noche pasé frío. No tenía aún las mantas y me tapé con una toalla de playa. Luego caí en una ratonera. No preguntes… que mis respuestas son balas para tu corazón herido… Los espacios se me reducían y las paredes eran papel. Lo barato se paga caro. Y siempre todo lleno de polvo. ¡Cuánto lloré!
Pd. 'Bossanova' es la última canción del primer disco de Estopa. Ese disco logró vender 1,2 millones de copias, incluso los descartes me apasionaba.
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