Aquel primer año de universidad fue un rotundo fracaso. Aguanté, aguanté lo que más pude haciendo como que todo iba bien. Haciendo como… Llegué hasta creerlo, pero después de San Diego todo se me desmoronó. Puras mentiras, que diría Pedro Fernández. Aquel viaje de regreso en barco fue el punto final. Todo fue bien, no hubo tormenta, pero al llegar a Santa Cruz me di cuenta de que me tocaba andar solo hasta La Laguna. Estaba profundamente solo en aquel cuarto desvencijado. Hacía lo de siempre tirar para adelante convenciendo de que todo iba estupendamente y era fantástico. Miedo por las noches, también por el día porque tras aquella puerta con ventanas a ras de acera estaba la vida y yo no sabía cómo vivirla. Me agarraba a la radio de abuela, siempre escuchando Cadena Dial o Super Siete Radio, también a aquella tele portátil pequeña y roja que siempre había estado en casa. Allí vi los últimos capítulos de Urgencias y Café. Tender en aquel patio era un suplicio y cuando hacían fiestas los otros quería morirme. Nunca encajé en aquella casa y solo podía esconderme y llorar. Todo se me hacía un mundo y me exigía, me exigía porque yo no podía fallar, ni equivocarme. Qué malos días pasé, siempre con frío y esquivando procesiones. Para llamar a casa tenía que ir a las cabinas de teléfono y mientras hablaba revoloteaban las palomas de la catedral. Intenté mantener el contacto con Germán, que se había quedado en la isla pero aquella amistad nunca fue equilibrada. Yo solo lo tenía a él. Nunca sentí que fuese algo recíproco. En algún punto nuestros caminos se separaron y tardé tiempo en darme cuenta. Juntaba monedas, de 25, 50 o cien pesetas, para llamar pero nunca lo cogía. Contraataqué llamando a Rafa Cano el de Dial Tal Cual, le pedí una canción… Solo tú, solo tú que conoces mi forma de sentir, mi forma de reír y hasta mi forma de llorar; solo tú, sabes a donde voy… Ahora, desde el presente, me veo con 17 estando todo el rato pidiendo ayuda sin hacerlo abiertamente, lanzando señales de alarma, pidiendo una atención que no terminó de llegar. Esperando que los otros sumaran dos más dos. Pero la vida tiene sus requiebros y para segundo de carrera me mudé a un piso.
'Mi forma de sentir', Pedro Fernández (1994)
Pd. ‘Mi forma de sentir’ es el primer single del disco homónimo que Pedro Fernández publicó en 1994. En un primer momento este post iba a estar protagonizado por ‘Puras mentiras’, la canción número diez de ese disco. La vida y sus requiebros.
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