Ojalá hubiera recetas mágicas. Ojalá.
Son como fogonazos, disparos inesperados. Insospechados. No sabes ni cuándo van
a aparecer ni de dónde vienen. Solo que te alcanzan. Tal vez por la mañana
mientras desayunas tostadas o por la tarde justo al bajar de la guagua. Ojalá supiera
cuando esta pena pasará. La mayor parte del tiempo estás bien. Lo estás. Caminas,
respiras, te mueves. Tienes dos manos y dedos en los pies. La mayor parte del
tiempo es así, pero no todo. Como si fueras a todas partes con la mascarilla
puesta, sin poder respirar bien. Con la cinta apretándote justo detrás de las
orejas. Ojalá llegara alguien y me sanara. El pecho te aprieta y tratas de
zafarte. Te cuesta. No hay nada tras el cristal…
Felices fiestas
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